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"Now I am a lake. A woman bends over me/
(...). In me she has drowned a young girl,
and in me an old woman/Rises toward her
day after day, like a terrible fish".
Sylvia Plath, "Mirror" (1961)
Lloré de belleza. Por la carrera en dos planos, el paraguas azul, la dicha risueña de él y los ojos incrédulos pero amorosos de ella, porque entonces vino el piano y lloré aun más. Y, en secreto, porque el colectivo que se alejaba azul, también, me recordó con vividez todas las partidas. Y sus contrapartes.
Morían, minutos después, esas las lágrimas de belleza, y se arremolinaba bien adentro el nudo.
Lloré de incertidumbre. Lloré de un fin, un medio y un principio.