25.2.06

Dilemas de traductor novel


O acerca de mi postura frente a los best sellers para mujeres estadounidenses sin presente ni futuro





"But there is as much difference as there ever was between
a good novel
and a bad one: the bad is swept, with all the
daubed canvases
and spoiled marble, into some unvisited
limbo or infinite rubbish-yard,
beneath the back-windows
of the world, and the good subsists
and emits its light
and stimulates our desire for perfection."

Henry James, "The Art of Fiction" (1884)


Llego más o menos a la mitad de la novela en cuestión y me encuentro con que el caballero se está follando* a la doncella. No, eso no es lo (más) malo (de todo, porque hay mucho malo): lo peor, lo que da vergüenza ajena, y no de la pacata (porque nada tiene que ver el tema) sino de la otra, que es más parecida a la indignación cósmica que a la vergüenza, es la forma: la del lenguaje. (El fondo ya es insalvable). Que no se malentienda. Me han acusado de formalista, claro, y yo lo asumo sin culpas; así y todo, una cosa es la sugerencia, atractiva y eficaz (nunca en un mamarracho del tenor del que estoy traduciendo, valga la salvedad), el uso artesanal de la escritura, y otra la vulgar explicitud, más allá de que la cualidad de vulgar dependa del contexto, y éste sencillamente no se salva ni con el más benévolo de los jueces, se lo mire por donde se lo mire. "¿Y qué querías?", me preguntó, sabedor y desconfiado, mi otro jefe**. ¿Qué quería? No pido volver a traducir a Faulkner y dar mi propia versión de su complejidad (lo ansío, claro, pero no lo pido porque hace tiempo dejé de creer en los reyes y esas mentirillas de padres); no pido hacer justicia (la mía, bien subjetiva) a Hemingway ni a Chandler, ni mucho menos a Joyce. Pido, quizás, un poco menos de olor a bosta porque, así, la cosa se vuelve insalubre.


*En honor a la editora (que quiere que use el "vosotros" y a mí que no me sale y quiero el "ustedes", quiero de querencia y no de voluntad). También, por qué no, a Alejandro.
**Que usa "follar" naturalmente.

17.2.06

lat. recordāri





"[Y]o no tengo derecho a pronunciar ese verbo
sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho
y ese hombre ha muerto (...)".
J. L. Borges, "Funes el memorioso"


Sigo con esto del tiempo. Todo parece recordarme el tiempo que pasó o aquel que vendrá ahorita nomás y que ya estoy planificando (casi como si me diera pavor que transcurriera sin dejar rastros). Además, últimamente estuve rememorando más de la cuenta –extraño; mis recuerdos no suelen perdurar demasiado–: de aquella vez en que mi prima, la otra imagen que me devuelve un espejo imaginario, que acaba de cumplir esos problemáticos quince años, lloraba tanto detrás del chupete un día gris de mi propio cumpleaños que me aguó el paseo especial en mi homenaje; de los autitos piluqui de mi hermano, de cuánto adoraba sus combinaciones chillonas de colores y que mi hermano me los prestara con semejante desinterés cuando jugábamos a la ciudad, copando el comedor; de Chernobyl y Atucha; de Prometeo, de Sísifo, de las Parcas; de los pasillos recónditos del Lenguas a los que volveré este año (si las palabras no me traicionan ese día decisivo), donde todo tiene color invernal y exhuma secretos ya añejos; de cuánto habré querido, de aquí a unos cuantos años, haber hecho cosas que no hice. Y viceversa.